Si entendemos como inteligencia emocional la capacidad para poder resolver conflictos en cualquier ámbito de nuestras vidas, posiblemente este arduo trabajo sea necesario llevarlo a las aulas y potenciarlo en nuestros alumnos/as.
Aunque como casi todo lo importante en la vida, esta gran hazaña es bastante costosa, requiere una preparación emocional y personal de los docentes que nos llevaría años, no por un coste económico ( que no es importante en este caso) si no por el esfuerzo que necesitamos para nosotros mismos aprender a resolver nuestros propios conflictos. Sólo se enseña cuando uno ya ha aprendido y lo transmite desde su propia experiencia, y esto no está en ningún libro de texto sólo en el libro que cada uno de nosotros vamos escribiendo a lo largo de nuestras vidas.
Para mí, inteligencia emocional es elegir vivir y no dejar que la vida pase por ti, es decidir en cada momento, ahora, y no dejarlo para mañana y sobretodo es aceptar tus propias consecuencias de tus decisiones, porque independientemente de los resultados, una decisión tomada desde la reflexión es la más acertada.
También inteligencia emocional es sentir y expresar lo que uno siente con nuestros miedos, que todos los tenemos, pero asumiéndolos , el que actúa sin miedo es un temerario no un valiente, el que a pesar de sus propios miedos actúa, ese es un valiente.
Inteligencia emocional en el aula: Sí, por supuesto, entendiendo que nosotros también somos vulnerables, como aquellos árboles que se moldean y se tambalean con el viento pero no llegan a romperse.